Degustaciones de Garaje.Octubre 2014.
Recientemente tuvimos la oportunidad de probar alguno de los
vinos más interesantes del Noroeste de España. Vinos que provienen de pequeñas
bodegas, fruto de viticultores cuya vida ha transcurrido entre viñas, y cuya
pasión les ha llevado a innovar y apostar por la excelencia. Allá vamos, degustemos
esos vinos.
Tres de ellos proceden de la misma bodega, Algueira, de la Ribeira Sacra, donde Fernando González ha sabido aunar
tradición y modernidad, para hacer un trabajo increíble tanto en calidad, como
a la hora de recuperar variedades de uva autóctona. Cualquiera de sus vinos es
sinónimo de calidad.
Un Godello de libro, producido en bancadas cerca del río
Sil. De color amarillo-verdoso, en nariz da fruta blanca (manzana verde,
melocotón blanco) con toque herbáceo y ligeros matices florales. Intenso y
mineral en boca, con una fresca acidez, y
muy bien equilibrado y estructurado. Fue degustado con olivas y sardinillas en
conserva. Delicioso.
Un plurivarietal fruto de la mezcla de tres uvas: Godello,
que le aporta fruta y estructura, Alvariño, que la aporta acidez y perfume, y
Treixadura, frescura y elegancia. Una mezcla que da como resultado un vino
fresco, de trago fácil, elegante, y muy
equilibrado. Muy fácil de beber. Para ser maridado con pescados, quesos suaves,
mermeladas. Excelente en cuanto a calidad precio.
Un mencía joven, sin barrica, muy frutal y mineral. Vino que transmite aromas de bosque
atlántico, bosque de Galicia, balsámicos (pino y laurel), frutas rojas. Paladar
que da ciertas especias picantes con notas de frambuesa. Aromático, sabroso y
sedoso. Invita a beber una y otra vez. Una referencia entre los mencías y los
vinos en general. Para los amantes de la fruta en el vino. Abstenerse los que
busquen madera o tostados. Excelente también en cuanto a relación calidad
precio.
Un mencía de 2007, fruto de otro viticultor que se
caracteriza por su capacidad para innovar. Miguel Ángel Amigo alumbra un vino
lleno de complejidad, que pese a su paso por barrica, está muy vivo, dando más
fruta que madera. Un vino cuya acidez ha permitido que la fruta esté aún
presente, y que da como resultado la perfecta integración entre esos tres
elementos: Madera, fruta roja, y acidez. Un vino con potente retronasal, muy
goloso, y que es muy persistente. En suma un vino para beber tranquilo, y con
mucho recorrido. Fue maridado con diferentes canapés.
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